El castillo de Cheverny es un edificio de estilo clásico que data del siglo XVII. Aunque sigue habitado, se encuentra abierto al público durante todo el año. El interior del castillo presenta un mobiliario, unos objetos de arte y unos tapices espléndidos. Entre otras cosas, es imprescindible visitar la habitación del rey, la sala de armas, la biblioteca y el salón de los tapices. ¡El conjunto es particularmente suntuoso!

El castillo de Cheverny también destaca por haber sido fuente de inspiración para el dibujante Hergé. Sin sus dos pabellones, esta majestuosa mansión evoca inmediatamente la imagen del castillo de Moulinsart y del capitán Haddock, personaje del famoso cómic de las aventuras de Tintín. De hecho, hay una exposición permanente, Los Secretos de Moulinsart, consagrada al mundo de Tintín.

El parque arbolado es un lugar muy agradable que invita a descansar y a pasear. También se ofrece la posibilidad de recorrer el parque en coches eléctricos o de surcar el canal en barca, para poder descubrir el parque y su patrimonio natural desde otro ángulo diferente al habitual.

La ciudad histórico-artística de Blois, emplazada a orillas del Loira, seduce inmediatamente a los visitantes por su homogeneidad. El castillo real, las casas de la ciudad vieja y los monumentos religiosos de Blois forman un conjunto armonioso.

El castillo de Blois, antigua residencia de los reyes de Francia, es un edificio majestuoso que destaca por reunir varios estilos arquitectónicos: gótico, gótico flamígero, renacentista italiano y clásico. Un maravilloso abanico de la arquitectura francesa... Entre las maravillas de este castillo figuran el portal, rematado por una estatua ecuestre de Luis XII, el espléndido patio interior, con sus cuatro alas de épocas y arquitecturas diferentes o la fastuosa escalera de caracol del ala Francisco I. El Museo de Bellas Artes, que se encuentra en el ala Luis XII, expone una colección de tapices, pinturas y esculturas. En el mismo patio del castillo, de abril a septiembre, se celebra el espectáculo de luz y sonido "Así se cuenta Blois...", un espectáculo nocturno fascinante en el que se cuenta la historia de este famoso edificio.

En el exterior, la plaza del Castillo es un lugar muy agradable para beber algo en algunas de las terrazas de los cafés. A la salida de esta plaza, junto a la entrada del castillo, se ofrecen recorridos en calesa por la ciudad vieja.

Frente al castillo, la Casa de la Magia Robert-Houdin alberga un espacio completamente dedicado a la magia y al ilusionismo. Pequeños y grandes podrán descubrir la historia de la magia y contemplar colecciones de instrumentos mágicos, como por ejemplo los del famoso prestidigitador Robert-Houdin. También merece la pena visitar otro museo, el del Objeto. En un antiguo convento se exponen obras de artistas contemporáneos de renombre como Dalí, César, Arman o Christo. Los aficionados a los caballos no podrán dejar de visitar el Haras Nacional para sumergirse en el mundo del caballo y su historia.

La visita de Blois prosigue por las callejuelas pintorescas empinadas del centro histórico, llenas de encanto y por las que da gusto pasear. También destacan los bellos jardines que se encuentran junto a la catedral de Saint-Louis. Desde la enorme explanada del Ayuntamiento, se puede contemplar una magnífica vista de los jardines del Obispado, de los tejados de pizarra de la ciudad vieja y del río real.

En el corazón del bosque de caza de Boulogne, sobre el emplazamiento de un castillo fortaleza, Francisco I mandó edificar en el siglo XVI una imponente residencia de recreo ricamente decorada. El castillo de Chambord, obra maestra del Renacimiento, es el mayor castillo del Loira, con 440 habitaciones, 800 capiteles esculpidos y 282 chimeneas.

En el plano feudal, este edificio, grandioso a la vez que elegante, se compone de un torreón central con cuatro torres redondas y un recinto. Su famosa escalera de doble hélice constituye una verdadera proeza arquitectónica. ¡Esta ingeniosa construcción permitía que dos personas subieran y bajaran las escaleras al mismo tiempo sin cruzarse!

Después de visitar los apartamentos, hay que pasar a la terraza del castillo. Desde allí, la visión de la infinidad de tragaluces, chimeneas, capiteles, flechas y pináculos del edificio produce una impresión asombrosa. ¡Qué maravilla! La terraza del torreón también permite disfrutar de una hermosa vista del parque patrimonial nacional de Chambord. El parque del castillo alberga una reserva de caza, y está rodeado por un muro de 32 kilómetros de longitud, que lo convierte en el mayor espacio forestal cerrado de Europa. Los visitantes que quieran pasear podrán recorrer los senderos señalizados del parque. También se ofrecen paseos en calesa que salen de las caballerizas del Mariscal de Saxe.

El castillo de Chaumont-sur-Loire, que domina majestuosamente el Loira, fue edificado en los siglos XV y XVI, y perteneció sucesivamente a Catalina de Médicis y a su rival, Diana de Poitiers. Los apartamentos están abiertos al público, y además de sus hermosos tapices, merece la pena contemplar las habitaciones de Catalina de Médicis y Diana de Poitiers, la sala del Consejo y la biblioteca.

Desde la terraza del castillo, la panorámica del valle del Loira es magnífica.

Una cita que no hay que perderse: el Festival Internacional de los Jardines, que tiene lugar en el parque del castillo de junio a octubre y reúne a paisajistas procedentes del mundo entero. Este acontecimiento, repleto de colorido y de creatividad, revela espléndidas composiciones y obras vegetales en torno a un tema específico. Una delicia para la vista y el olfato. ¡Fantástico!

Incluido entre los cinco mejores zoos del mundo y considerado el mejor de Francia, el ZooParc de Beauval en Saint-Aignan tiene motivos para cautivar a todo tipo de público. La conservación del medio animal es la primera de sus misiones, y acoge a cerca de 800 especies, algunas de las cuales son únicas en Francia. ¡El panda gigante, símbolo de la protección del medio ambiente, está representado con orgullo por Huan Huan, la estrella del lugar!

En 2020, el cuarenta aniversario del zoo está marcado por un acontecimiento relevante: la inauguración de la impresionante cúpula ecuatoriana, invernadero gigante de 38 metros de altura que alberga 200 especies y permite realizar un extraordinario viaje alrededor del ecuador. Esta original creación, única en el mundo, le transporta de un continente a otro en medio de una vegetación exótica, abundante y exuberante. En los 19 estanques y acuarios, descubrirá una fauna acuática excepcional que va desde los manatíes a los hipopótamos pigmeos, pasando por las nutrias gigantes, las pirañas, las tortugas o los caimanes. Todas estas especies, que conviven armoniosamente, son acogidas respetando su entorno natural. En este paraíso tropical, se encuentra el Bivouac Beauval Nature. Este lugar pedagógico y lúdico ofrece talleres de manipulación, cuyo objetivo es sensibilizar al público sobre el equilibrio frágil de los ecosistemas e informar sobre los acciones realizadas a nivel mundial.

En el ZooParc, también podrá asistir a atracciones que escenifican algunos de los habitantes del sitio. Así, las aves son protagonistas en "los maestros del aire", en donde rapaces, lechuzas, guacamayos y cacatúas vuelan por encima de los espectadores. Durante "la odisea de los leones de mar", los otarios realizan números artísticos con un fondo musical en el anfiteatro acuático. A lo largo de la temporada, mediadores-científicos presentan los hábitos y la vida de los animales del zoo, sobre todo en las sesiones de nutrición. El descanso, la diversión, la sorpresa y el descubrimiento se conjugan para hacer de esta experiencia en el ZooParc de Beauval un encuentro inolvidable con la biodiversidad.

El castillo de Valençay, antigua residencia del príncipe de Talleyrand, es una joya de la arquitectura de estilo renacentista y clásico. Aquí, en el corazón de Berry, en el siglo XIX Charles-Maurice de Talleyrand, ministro de Asuntos Exteriores de Napoleón Bonaparte, organizó lujosas recepciones en honor de altos dignatarios extranjeros.

El castillo de Valençay, magníficamente conservado, está declarado monumento histórico. Cuenta con un espléndido torreón renacentista, una magnífica galería italiana con arcadas, una elegante ala de estilo clásico y torres de ángulo con tejados cónicos. La visita revela un interior suntuosamente amueblado: gran salón, cámara del príncipe de Talleyrand, salón azul, gabinete de trabajo, salón de música, cámara del rey de España, cámara de la duquesa de Dino, comedor, gran despacho, cocinas... son otros tantos testimonios del fasto de la época.

Alrededor del castillo, el maravilloso parque invita al paseo. Los jardines franceses con sus cuidados parterres; el damero florido con sus flores campestres; el jardín de la Duquesa, con la terraza que domina el verde valle del Nahon; el parque con gamos; el castillo infantil: o el gran laberinto de Napoleón, harán las delicias de grandes y pequeños.

Para destacar: en el período estival, se ofrecen espectáculos diurnos y nocturnos con actores en trajes de época, así como visitas a la luz de las velas.

De todos los castillos del Loira, el castillo de Chenonceau en Indre y Loira es probablemente uno de los más majestuosos. ¿Se debe acaso a su famosa galería con vistas al Cher, a su suntuoso interior o a sus magníficos jardines? Seguramente, a las tres cosas. Este edificio es una verdadera obra maestra del Renacimiento, embellecido por dos mujeres emblemáticas: Catalina de Médicis y Diana de Poitiers. Fueron la esposa y la favorita del rey Enrique II, y ellas construyeron, dirigieron y protegieron el castillo. Como anécdota, cabe señalar que Enrique II le ofreció el castillo a su amante, que fue expulsada cuando la reina se convirtió en regente.

Un sendero lleno de plataneros le conduce primero hasta la entrada del monumento. A ambos lados de esta avenida se extiende el jardín de Diana de Poitiers y el de Catalina de Médicis. Los dos cuentan con magníficos parterres de estilo francés. El castillo consta de tres partes: está el cuerpo principal de dos pisos, adornado con torrecillas anguladas; la gran galería, de 60 metros de longitud, con 18 ventanas y cinco arcos que atraviesan el río. Y, por último, la mazmorra, vestigio de un antiguo castillo fortificado, hoy en día conocida como la torre de las Marcas.

Al entrar al castillo, quedará sorprendido por la esmerada decoración que presenta. Muebles renacentistas, pinturas y tapices de Flandes del siglo XVI adornan las diferentes salas. Penetre en la intimidad de los habitantes del castillo y de las dueñas del lugar visitando las habitaciones de Francisco I, Diana de Poitiers, Catalina de Médicis y las cinco reinas. Descubra el gabinete verde, la habitación donde solía trabajar la regente. Sus pasos lo llevarán primero a los salones Francisco I y Luis XIV y luego a las cocinas, que presentan un estado de conservación excepcional. En esta sala abovedada los cobres todavía brillan junto a una monumental chimenea.

De vuelta al exterior, pasee tranquilamente por el parque para obtener una visión general de la arquitectura del castillo de Chenonceau. Dese un paseo por el huerto de las flores o intente de encontrar la salida del laberinto formado por 2000 tejos.

En verano se celebran unos espectáculos nocturnos de luz y sonido titulados "En tiempos de las Damas de Chenonceau". El sitio también ofrece excursiones en barco por el Cher para contemplar el edificio de cerca, así como paseos nocturnos por los jardines.

A orillas del Loira, se encuentra la ciudad medieval de Beaugency, que se enorgullece de poseer una rica herencia arquitectónica. El castillo Dunois, del siglo XV, el ayuntamiento con su fachada renacentista, la antigua abadía Notre-Dame con su iglesia abacial románica, el torreón del siglo XI, la torre del Reloj, el viejo puente sobre el Loira o las bonitas casas antiguas son otros tantos atractivos por descubrir.

Tampoco hay que olvidarse de visitar la sala del ayuntamiento, que alberga ocho magníficos tapices bordados de los XVII y XVIII, ni el Museo Daniel Vannier, instalado en el castillo Dunois, que está dedicado a las artes y tradiciones populares de Orléanais.

A orillas del Cher, la villa medieval de Mennetou-sur-Cher es una ciudad llena de encanto de Loir y Cher. Una vez franqueadas las murallas del siglo XIII, imprégnese de la atmósfera del lugar recorriendo las callejuelas empedradas llenas de flores, rodeadas de casas antiguas de piedra, con adobe y entramado. Sus pasos le conducirán a la iglesia de San Urbano, de los siglos XI, XIII y XVI, dotada de un coro cuadrado de estilo gótico angevino, o al puente levadizo. La ciudad también ha conservado tres torres circulares con saeteras y puertas fortificadas.

En la época veraniega, apúntese a una visita insólita de la ciudad: ¡nocturna y con antorchas!

Montrésor... Sólo con su nombre este pueblo de Indre y Loira ya promete algo hermoso. En principio, su situación al borde del Indrois ofrece unas orillas muy agradables para pasear. Luego, se encuentra el pueblo en sí, cuyos estrechos callejones y casas de madera entramada ofrecen un encanto sin parangón. ¿Y qué decir del castillo construido en la Edad Media, que más tarde se convirtió en un magnífico edificio renacentista? ¿O de la colegiata gótica de San Juan Baptista, que alberga varios cuadros poco comunes del siglo XVI? En el centro del pueblo, el Mercado de los Cardeux, con su tejado abuhardillado, era un centro donde se trabajaba el textil. Tanto estos edificios como su carácter auténtico han hecho de Montrésor uno de los Pueblos Más Bellos de Francia.

En verano, en cuanto cae la noche, el pueblo ofrece un sendero con luz y sonido, denominado "las noches solares", que permite descubrir Montrésor de otra manera.

Dominando el Loira y la ciudad del mismo nombre, el castillo real de Amboise en Indre y Loira da testimonio de un pasado glorioso. De fortaleza medieval pasó a convertirse en el siglo XV en un suntuoso castillo renacentista por la voluntad de varios reyes de Francia. En primer lugar, Carlos VIII, nacido en del mismo castillo, hizo venir a artistas desde Italia para que le insuflaran el estilo del primer Renacimiento francés. Pero murió prematuramente sin poder completar su trabajo. Su sucesor, Luis XII, se comprometió a proseguir los trabajos y ordenó que se erigiera la torre Heurtault. Después de él, el rey Francisco I decidió realzar la residencia real, donde se puede contemplar una hermosa colección de muebles góticos y renacentistas. También hizo venir a artistas italianos para embellecer Amboise, como a Leonardo da Vinci, a quien nombró primer pintor, ingeniero y arquitecto del Rey. Le dejó disfrutar de la mansión Clos Lucé, que está ubicada cerca del castillo y donde el inventor pasó los últimos tres años de su vida. Como anécdota, hay que señalar que los dos hombres solían encontrarse recorriendo un pasaje subterráneo que conectaba los dos edificios. La mansión Clos Lucé está abierta a los visitantes y contiene creaciones y maquetas de este inventor genial. No se lo puede perder bajo ninguna circunstancia.

Volvamos al castillo de Amboise para descubrir sus salas ricamente decoradas, que incluyen "boiseries", columnas y chimeneas esculpidas. Podemos citar la residencia del Rey, por supuesto; la Sala de los Guardas, cubierta por una bóveda de crucería, y con tapices del siglo XVI. La Sala del Consejo tal vez sea la más bella del castillo, con sus pilares decorados con flores de lis. O la Sala del Copero, también decorada con muebles de época y tapices del siglo XVII. Prosiga su visita hasta las murallas, donde se encuentra la capilla de San Huberto, de estilo gótico flamígero, que alberga la tumba de Leonardo da Vinci. Recorra a continuación los hermosos jardines del castillo, cuya vista del Valle del Loira deleitará a los aficionados a la  fotografía.

Entre julio y agosto, el espectáculo nocturno "En la Corte del rey Francisco" cuenta la historia de los diferentes acontecimientos que se desarrollaron en los reinados de Carlos VIII, Luis XII y Francisco I. El programa incluye proyección de imágenes, juegos de agua y luz, bailes de época y fuegos artificiales.

Sologne es un territorio salvaje y tranquilo en el que abundan los bosques de caza y los estanques, para mayor disfrute de senderistas, pescadores y cazadores. ¡El país de Sologne cuenta con más de 2.800 estanques! Además de sus bellos paisajes, Sologne también invita a los viajeros a descubrir bonitos pueblos, como el de Chaumont-sur-Tharonne, con sus típicas casas de ladrillo. El pueblo de Souvigny-en-Sologne también merece una escapada, sobre todo por su encantadora iglesia con sillas caquetoir (en forma de U).

Los golosos y amantes de la pastelería tienen una cita en la pequeña ciudad de Lamotte-Beuvron, cuna de la famosa tarta tatin. ¡Que aproveche!

La ciudad de Romorantin-Lanthenay constituye por sí sola una etapa ineludible, en la que destaca el museo de Sologne.

El castillo de Moulin, la llamada perla de Sologne, enclavado en Lassay-sur-Croisne, el Dominio de Le Ciran, en Ménestreau-en-Villette, dedicado a la fauna y la flora de Sologne, y el elegante castillo de La Ferté-Saint-Aubin figuran entre los lugares que no hay que perderse.

Por último, la Casa de los Estanques, en Saint-Viâtre, permite comprender mejor la existencia de los estanques de Sologne. En este espacio se explica la historia, la fauna y la flora, el funcionamiento y el mantenimiento de los estanques de Sologne.

Vendôme es una ciudad histórico-artística del departamento de Loir y Cher que cautiva a sus visitantes con su atmósfera tranquila y sus zonas verdes. Atravesada por el Loir, solo tiene que cruzar por algún puente para deambular por la ciudad dejándose llevar por sus pasos. Durante su paseo, observe las bonitas casas que se encuentran a lo largo del río.

Vendôme posee bastantes edificios que le otorgan un gran encanto. Están las casas antiguas con entramado de madera en la plaza de San Martín; la abadía de la Trinidad, un monumento religioso excepcional, con su fachada flamígera, su campanario románico y sus sillas del coro del siglo XVI; el mercado cubierto de estilo Baltard; o el antiguo colegio Oratorio en el que estudió Honoré de Balzac.

Rodeada de tiendas, la calle del Cambio es ideal para pasear, al igual que el parque Ronsard situado a orillas del Loir. En este lugar apacible y sombreado, la pasarela y el lavadero le dan un aire romántico. El parque del castillo feudal de los Borbón-Vendôme domina la ciudad y ofrece una magnífica panorámica del centro histórico.

Si lo desea, la ciudad ofrece dos circuitos de visita que cuentan con atriles explicativos y señalizaciones para guiarle. En verano, no deje de dar una vuelta por el Loir: un agradable paseo en barco le permitirá ver la ciudad desde otra perspectiva.

En el corazón de Sologne se levanta el castillo de La Ferté-Saint-Aubin. Aquí, al visitante puede recorrer libremente las quince habitaciones amuebladas, las grandes cocinas, en las que se ofrecen degustaciones de magdalenas con miel, y las caballerizas, que albergan caballos de doma.

El enorme parque de 40 hectáreas invita a pasear y contemplar una estación reconstruida de los años 30, una isla encantada para los niños y un parque de animales.

La pequeña ciudad de Meung-sur-Loire conserva ricos testimonios de su pasado. Los más notables son el castillo, antigua residencia de los obispos de Orleans; la puerta medieval de Amont, vestigio de las murallas; las casas antiguas o la colegiata de Saint-Liphard (siglos XI a XIII).

Después de conocer el patrimonio arquitectónico, nada mejor que un paseo a orillas de Les Mauves, los riachuelos que atraviesan la ciudad.

La pequeña ciudad de Cléry-Saint-André posee un magnífico edificio religioso: la basílica de Notre-Dame, de estilo gótico flamígero. En su interior se encuentran las tumbas del rey Luis XI y de su esposa.