Situada en la confluencia del Loire y el Erdre, Nantes es una ciudad sorprendente del departamento de Loira Atlántico en la que coexisten el pasado y la modernidad con elegancia.
Comience su visita por el casco viejo, un lugar idóneo para pasear, con muchos edificios históricos por descubrir. De estilo gótico, la catedral de San Pedro y San Pablo posee un bellísimo interior de toba iluminado por una inmensa vidriera de 25 metros de altura dedicada a los santos bretones. Aquí, en el brazo derecho del transepto, se encuentra la tumba de Francisco II.
Continuando con su paseo, podrá contemplar diversos edificios de los siglos XVIII y XIX y casas con entramado de madera en el barrio viejo de Bouffay. ¿Tiene ganas de hacer compras o saciar su apetito? Diríjase al pasaje Pommeraye, una magnífica galería cubierta del siglo XIX. En este edificio de tres plantas encontrará tiendas y restaurantes. ¡Observe la bellísima escalera de madera y metal, la vidriera y las columnas acanaladas!
En el centro del casco viejo se alza el castillo de los duques de Bretaña del siglo XV, que hizo que Nantes recibiera el nombre de la ciudad de los Duques. Se trata de una antigua fortaleza, como lo atestiguan los fosos y las torres provistas de matacanes bretones. La torre de la Corona de Oro, el pozo con armaduras de hierro forjado en el que figura la corona ducal, y la gran residencia soñada por Francisco II, con sus tragaluces góticos, son algunos de los atractivos principales del castillo. Por otra parte, el castillo alberga el museo de historia de Nantes, que invita a descubrir la ciudad de una forma insólita. El recorrido está dividido en siete secuencias, desde Francisco I hasta nuestros días, incluyendo la Nantes industrial y la renovación actual.
Dese una vuelta por el muelle de la Fosse para ver mansiones del siglo XVIII y vaya hasta el número 86. Lo que hoy son las zonas comunes del hotel Durbé, sirvió antiguamente de almacén a la Compañía de Indias.
Nantes posee numerosas zonas verdes como el jardín Japonés con sus cascadas, situado en la isla de Versalles. Con una rica colección de cactus y una flora procedente de Bretaña, pero también de América del norte, Asia y África, el jardín de Plantas, con sus estanques, es otro bonito lugar para descansar y estar tranquilo.
¿Le encanta el arte y la historia? Visite el museo de Bellas Artes, en el que se exponen alrededor de un millar de pinturas europeas que van desde el siglo XII hasta nuestros días. Por su parte, el museo de Historia Natural posee espléndidas colecciones de diferentes temáticas: zoología, fauna regional y mineralogía. Al dar la vuelta en un pasillo, quedará boquiabierto ante el espectacular esqueleto de un rorcual común y ante el de un "Basilosaurus isis", el antepasado de la ballena, único especimen en Francia.
La visita a Nantes prosigue luego en la isla Feydeau, que antiguamente era una isla pantanosa. En 1926 la ciudad decidió rellenar los brazos del Loira, y de esta forma la isla quedó unida a la ciudad.
Diríjase luego a la isla de Nantes para descubrir un lugar fuera de lo común: las Máquinas de la Isla. Se trata de un espacio expositivo que se suele comparar con una sabia mezcla del mundo de Julio Verne y las invenciones de Leonardo da Vinci. Lo que aquí puede ver es único: animales de madera y de acero, representados en una galería sorprendente. Pasee subido al elefante, cuya arquitectura gigantesca puede acoger hasta cincuenta pasajeros. Venga a descubrir el mundo del mar en el Carrusel de los mundos marinos, cuyas dimensiones dan vértigo: ¡25 metros de altura y 22 metros de diámetro! En el interior de este acuario mecánico, se pueden descubrir los secretos del mar, desde las profundidades abisales hasta la superficie, sin olvidar los fondos marinos.
Termine esta visita en las terrazas del taller: este es el lugar en el que nacen las formidables criaturas, y se puede contemplar el trabajo de sus constructores.